10 /Febrero/2012 2012/ Febrero/ 11 a Gastón. Fui a ver a Alfredo Freswazer que si sabía. Con que fin el doctor quería visitar ese lugar nunca dijo. Cuando íbamos, el doctor no decía quien era. Andaba cuidándose. El me preguntó, ‘Quien es ese señor?”. Yo le dije que Alfredo, un vecino conocido. Lo fuimos a busca pá que nos guiara’. Alfredo me preguntó que señor era ese. Yo primera no quería decirle, por guardarle la privacidad al doctor. Pero ya yo le dije que era el presidente Arnulfo Arias. Alfredo nos llevó onde enterraron a Gastón. El doctor quería llegar al túnel. Era tarde. Cuando llegamos el le preguntó al baquiano cómo sucedió aquello y Alfredo, como anduvo con la policía entonces le explico, cómo murió y enterraron a Gaston. ( El misterioso personaje de las barras de oro, de quien dimos cuenta en la pasada edición de Épocas) Que al lao de la cabeza le pusieron una piedra con geroglíficos de los indios. El doctor sacó una página y comenzó a dibujarlos. Por el lao de los pies le sembraron una palma pira, que al borde de las hojas tiene espinas. “ “Allegando a la casa de papá, en Santa Clara, me dice el doctor ’Hartmann que quieres te traiga de Panamá”. Como fui a llevarlo estaba agradecido. ‘No se preocupe doctor, lo hice con gusto’. Uno no se acostumbra a pedir. Pero él insistió. ‘Pide lo que tu quieres te traiga cuando venga a Boquete.’ Finalmente le dije ‘quiero un rifle 22’. ‘Bueno, yo se lo voy a enviar.’ El apurado a retirarse de Volcán a Boquete se despidió de papá y quedó como amigo. Y mi papá le dice ‘Bueno Doctor, si en caso te dan un golpe, mi casa está a la orden. Si tienes que salir juyendo”. El doctor se echo a reir y le dijo ‘Gracias Luis Hartmann’. A los 8 días lo tumbaron, mayo 11 del 51. Nos enteramos por la radio, las noticias de Ramón Guerra y Juan B. Gómez. Después que el doctor, el guarda espalda y yo regresamos a casa, Alfredo avisó a la policía fronteriza que el presidente había estao por allí. Mi papá tenía tienda y ese día se retiró el doctor llegó el Sargento Pedro Cedeño, de Pie Candela dizque comprando focos, pero averiguando por el doctor. Tres días luego pusieron retenes alrededor de la casa de papá, aguaitando al doctor. Un día pasaba yo por un platanalcito cuando me asustaron unos policías escondíos debajo de una mata de tallo. Estaban Cedeño, Ceballos y Caballero. Los conocíamos todos. Nos estaban vigilando. Todo eso sucedió en ese tiempo. Todos entramos al panameñismo. La primera votación mia fue para Arnulfo Arias. ” “Años después vi al doctor en Boquete y me dice ’Hartmann, recibiste el rifle que te envié con Serrano?’ Le dije que no. ‘Como va a ser!’ respondió el doctor.’ En el próximo número de Epocas, Gedón Hartmann recuerda el golpe de estado de 1968 contra el Dr. Arnulfo Arias y la lucha de la guerrilla campesina chiricana contra la Guardia Nacional. Del 31 de enero al 17 de marzo de 1955, Alexander Wetmore, del Instituto Smithsonian y su baquiano local Armagedón “Gedón” Hartmann, colectan aves en el curso alto del río Chiriquí Viejo. En el 2010 entrevisté a Gedón, en Santa Clara, sobre su infancia en la década del 30 en la remota finca familiar en las faldas del Barú y sus exploraciones con Wetmore en los 50. En este número de Epocas, Gedón rememora la carretera de Volcán a Río Sereno, en el lindero con Costa Rica, que facilitaría la colonización de las tierras altas chiricanas. Asimismo, la visita que a los Hartmann hizo el presidente Dr. Arnulfo Arias, días antes del golpe de estado de 1951 . Cazando en las montañas “Como no habían escuelas yo estudié en casa de una maestra, Carmela de la Rua. Aprendí a leer, a escribir y por ahí me fui. Yo era más o menos bueno con la escopeta. De chiquito iba de cacería siempre, a montiar, cazaba con un calibre 223, una Winchester, que tenía mi papá. En ese tiempo la montería era libre, no había necesidad de ANAM y cazar un animal por ahi no pasaba ná. Uno cazaba zajino o una pava. Yo acostumbré con mis hermanos a salir a montiar.” “Nos guiábamos por los cerros. En las partes más altas, los cerros guían a uno. Yo encuentro que en tierra firme baja, plana, es fácil perderse cuando se mete uno a la selva. No tiene con qué guiarse. En zonas altas es distinto. Al norte podía coger Cerro Picacho, el Barú al este. Son rumbos que uno toma. Cuando entra a selva que no conoce, onde no hay mucho pa guiarse, el montiador, uno, acostumbra dejar marcas en los árboles. La pica, marca las hojas de los árboles. Uno pica un poquito los árboles y por ahí se guía pa salir. ” La carretera de Volcán a Cartago "La matanza de los suizos en Cotito fue en el 41. En la segunda guerra mundial. A raíz de lo de Cotito los norteamericanos intentaron abrir la carretera de Volcán a Cartago. No existía la Panamericana. To esto estaba incomunicao. Los norteamericanos, acosaos por la guerra, querían comunicarse por tierra de la Zona del Canal hasta Estados Unidos. Iniciaron la apertura de esta carretera Volcán a río Sereno y a Costa Rica, por una compañía llamada Bardenbich.” “La gente por aquí deseosa de una carretera a Volcán. Esto por aquí era pura montaña. Un tapón con Costa Rica. En nuestra comunidad había movimiento de dinero. Esa compañía abrió trabajos a mucha gente. Los jefes conseguían personas que les recomendaban. Había más de 100 desmontando. Trabajaban día y noche. Un vecino nuestro trabajó de ayudante, de noche. Había campamentos pa los trabajadores. No existía moto sierra. A pura hacha derribaban los árboles. Al mamecillo, palo muy duro, los hacheros les hacían cortes que parecía de moto sierra. Había muchos hacheros buenos. Cuando un palo les estorbaba, con media caja de dinamita lo derribaban de raíz. “De Concepción a Volcán había carretera de piedra. Pero ellos hicieron el primer corte de Volcán a rio Sereno en la frontera con Costa Rica. Antonces se paró todos los trabajos y ellos salieron por que la guerra terminó. Este camino nos facilitó la salida a Cerro Pando y Volcán.” Un visitante inesperado “Mi papá era panameñista. Mi papá producía café, cosechaba como 40 quintales. Arnulfo Arias en el 41, siendo Presidente, le escribió a mi papá una carta. Que le pusiera su café al Banco Nacional. Y que se le pagaría cuando se pudiese. Antonces mi papá vino y le escribió una carta diciendo que él tenía muchos hijos que mantener y que no le iba a da su café al gobierno pá mantener botellas y garrafones. Así le escribió mi papá.” “Mi papá no conocía a Arnulfo Arias. Pasaron los años. Tal vez Arnulfo Arias quedó con eso. No le contestó mas nada a mi papá, que se quedó vendiendo su café por aquí. A los años, en la otra presidencia, en los 50, se nos aparece Arnulfo Arias en Santa Clara. No vivíamos en Cerro Pando ya. De noche, él venía a caballo de Volcán, con un guardaespaldas y un baquiano, un zoquito Arcadio Batista, murió hace años, que le había molío un trapiche el brazo. Nosotros tábamos como a las 8 de la noche y se veía una luz potente. Ya nos preguntábamos qué luz era eso. Venían por esa trocha que mencioné, pero no existía carro. Nosotros asombraos. Ellos tenían una lámpara muy potente. El llega al patio de mi casa, se abaja del caballo. Vemos al señor que venia camuflajeado y al zoquito. Tenía ropa de campo toa sucia y un sombrero de paja viejo pá no dar malicia. El otro era de David, de los Franceschi, el guardaespaldas, creo que está vivo. El doctor le dice al baquiano ‘gracias muchachos por guiarme hasta acá’. El baquiano se fue. Nosotros fuimos recelosos. Nosotros tábamos ahí, como las gallinas al lao de los pollitos. Casi sin saludar a mi papá, Arnulfo Arias trata de metese a la casa. Mi papá se le mete por delante y le pregunta ‘quien es usté y pá onde va’. El decía ‘voy pá dentro, después sabrá quien soy’. El señor entró al comedor y le contestaba a mi papá “Quiero conocer la persona que me escribió en esa forma”. Empezaron a conversar. Tenían rato de estar conversando. Mi papá no sabía tenía al presidente de la República en el comedor de su casa. Nosotros no lo conocíamos al Dr. Arnulfo Arias. Nosotros los hijos alrededor, viendo. El tenía una boina, pero no puesta.” “Se encontraba en casa un muchacho, primo mío de la capital, que si lo conocía, Cesar Troetsch. Siempre pasaba vacaciones con nosotros. El oyó conversando a mi papá. Ya se levanta y onde entra, dice ‘Si es el Doctor Arnulfo Arias’. Hasta le aporreó la mano cuando lo vio conversando con papá. Allí nos dimos cuenta que teníamos el presidente dentro. Antonces ya mi papá se quedó en silencio y ya siguieron conversando. Ya mi papá sabía con quien estaba conversando, con el presidente de la República.” “El venía escondío. Presentía lo iban a derrocar. Nosotros cuidando nuestro padre, por cualquiera cosa. Ya vimos no iba a ocurrir nada. El Doctor nos envió a dormir, dice él: “Bueno muchachos, pueden irse a dormir. Yo voy a conversar con los padres de ustedes. No va a ver problema.” Nos retiramos como si nos hubiera hablao nuestro padre. Si estábamos ojeros en qué terminaba esa conversa. Antonces ya llegó las 10 de la noche y dijo que quería descansar. Mi papá dijo “Vieja prepara la cama pal presidente y el guarda espalda’. Mi madrastra arregló las camas. Las preparó separás, pero el doctor le dijo pusiera la del guardaespalda pegá a la de él. No por los de la casa, sino que se sentía perseguido. Era un señor muy centrado en su conversa, muy sereno, calmado. ” Gira al Candela “Amaneció y dijo ‘Quiero ir al Pie de Candela, al túnel ónde enterraron a Gastón.’ Y mi papá me dice ‘Gedón ensilla los caballos de ellos dos y te vas en los nuestro, como baquiano, pá Pie Candela”. Yo conocía bien el Candela, pero no el sitio exacto ónde enterraron El Dr. Alexander Wetmore y su baquiano Armagedón Hartmann examinando un espécimen de ave a la vera del camino Volcán-Rio Sereno.